Antonio Villarroel a sus 32 años es uno de los fundadores de Plastilinarte, organización educativa de origen Venezolano con más de 8 años de experiencia en los cuales han trabajado con empresas como HBO, Banco Interamericano de Desarrollo, L’Oreal o KPMG en el mejoramiento del ambiente laboral, atención a colaboradores y familias y estableciendo cercanía con su público. Además de trabajar con empresas, Plastilinarte utiliza una metodología basada en el arte y el juego lo que permite entregar contenido de manera más efectiva e incentivar la no violencia en niños y jóvenes.
¿Cómo nace la idea de relacionar el arte, el juego y la creatividad con la educación, y que también aporte en resolver temas de stress u otros?
Plastilinarte es muy experimental. Comencé solo, fue una cuestión donde se unieron muchos factores. Yo trabajaba en la parte con niños como cuenta cuentos y comencé a explorar la arte plástica, entonces comenzó un momento donde empecé a unir el trabajo plástico, trabajo de fomento lector, de literatura infantil, y poco a poco fuimos construyendo una metodología de trabajo. Una metodología particular donde trabajamos uniendo el juego y arte colaborativo.
Cuenta que desde un principio este proyecto da sus primeros pasos en distintos lugares, tanto en ambiente escolar como en el ambiente extra escolar, luego más adelante lo comenzaron a trabajar con adultos. Básicamente la idea de todo esto fue una idea muy espontanea, se fue dando sobre la marcha, fuimos aprendiendo y descubriendo.
Al momento de trabajar con niños nos dimos cuenta que las metodologías que utilizábamos tenían como efectos secundarios positivos. Nos dimos cuenta que se fomentaba el juego, que en el juego lográbamos el trabajo colaborativo, y que a partir de trabajo colaborativo trabajábamos la disminución de la violencia y el respeto.
‘’Porque no es tan solo el tema que no se golpeen o que no se agredan verbalmente o físicamente, sino que se respeten y se traten de manera adecuada’’
Empezamos a descubrir los efectos secundarios, descubrimos que potenciábamos la autoestima de los niños o el trabajo en equipo, pero también descubrimos que desarrollábamos habilidades creativas, habilidades de pensamiento, habilidades de resolución de problemas, habilidades motrices que en el caso de niños pequeños eso es muy importante. Fue todo un aprendizaje y luego nos tocó coordinar todo eso.
Dijimos es una herramienta muy poderosa que hacemos con esto, entonces empezamos a trabajar con los niños dentro y fuera del colegio, vamos a trabajar con la familia de los niños, pero también vamos a presentarnos como una herramienta en el ámbito corporativo.
Antonio, es claro en mencionar que en Venezuela existen pocas organizaciones que apoyen el desarrollo de la infancia en su totalidad o que se conecten con sus metodologías de Plastilinarte, lo que les permitió tener una doble motivación considerando la crisis que vive su país.
Su metodología se basa en potenciar el arte como un juego y que ese juego logre que el niño sea empático con otros niños, que el niño respete las diferencias de opiniones. Eso es un tema muy importante para Plastilinarte, dice.
‘’Nosotros utilizamos el arte para que los niños entiendan que cada uno de nosotros tiene un punto de vista distinto y que esos puntos de vista me respeten a mí también. ’’
Son una organización inclusiva y en el momento de recibir a un niño con síndrome de Down, autismo o con algún tipo de parálisis ellos ya están preparados y de eso también se encargan un equipo de sicólogos que trabaja con nosotros.
¿Quiénes han sido sus redes de apoyo en Chile y cuáles fueron los factores que les hicieron tomar iniciativas con la comunidad?
Nuestro principal y más importante apoyo que hemos tenido aquí en Chile fue el IF 3iE. Nosotros llegamos a Chile sin conocer el ecosistema, cuando llegamos no sabíamos ni siquiera que era CORFO, no sabíamos que eran los fondos, que significaban. Tampoco sabíamos cómo se movía el ecosistema de la región y ahora entiendo que el ecosistema de Valparaíso es bastante particular.
Llegamos a IF 3iE muy rápido, les contamos tenemos este trabajo en ese entonces Plastilinarte ya tenía 7 años de trabajo y fue bastante exitoso en Venezuela. Exitoso en el sentido que habíamos logrado impactar a muchos niños y a muchas familias, es así, como Plastilinarte logró medir el nivel de incidencias.
Les dijimos tenemos este proyecto funcionó en Venezuela, estamos contentos con el y nos encantaría poder desarrollarlo en Chile, pero no conocemos como funciona nada aquí y el IF 3iE nos recibió.
Nos abrieron las puertas y no hicieron un acompañamiento espectacular porque nos enseñaron el glosario de emprendimiento en Chile porque no lo conocíamos y fue muy rico ese primer contacto y a partir de ahí comenzamos a hacer otros contactos.
Luego comenzaron a trabajar con fundación TECHO haciendo proyectos para hacer intervención educativa en los campamentos. Trabajamos talleres de arte con los niños. Gracias al mismo IF 3iE, Plastilinarte ha ido conociendo a otras plataformas, en general la recepción ha sido muy buena, agrega Antonio.
‘’Además sentimos mucha afinidad con el ecosistema emprendedor de la región de Valparaíso, la topografía, el paisaje, el lugar, el clima, todo nos ha gustado muchísimo’’.
Considerando que tanto Chile como otros países tienen un sistema educativo que no ha cambiado en décadas. ¿Han pensado como organización en ser parte de un cambio que genere nuevas formas de aprendizaje en el sistema educativo? ¿Creen que nuestro país va en primeros pasos?
Sí, pero no es tan sencillo. Nosotros no podemos llegar y cambiarlo todo. También tenemos que centrarnos un poco en lo que son las posibilidades reales que nosotros tenemos incidencia. Una de las cosas que Plastilinarte se plantea a largo plazo en general es lograr algunos cambios, porque los cambios que nosotros consideramos que necesita el sistema educativo son muchos.
‘’Creemos que el aprendizaje está excesivamente estructurado y que los niños no necesariamente responden a esa estructura confeccionada por adultos desde hace muchos años’’.
Las generaciones han cambiado, hay gente que todavía defiendo los sistemas tradicionales y nosotros aún estamos en un punto medio. No queremos cambiar absolutamente todo, pero entendemos que la escuela se lleve de una manera en la que los niños se sientan verdaderamente motivados a aprender, que no es precisamente la forma que se está llevando.
Además la escuela aun no entiende que no todos tenemos las mismas capacidades y habilidades. Y a todos nos miden por igual y terminan frustrando a los niños, añade.
El primer punto que nosotros planteamos como Plastilinarte es que la educación tiene que ser un juego y que la mejor manera que podemos enseñarle a un niño es jugando.
Nosotros también tenemos actividades familiares, considerando que no es un gran aporte si se trabaja solo con niños y después esos niños en sus casas o en el colegio no va a notar un cambio, entonces si nosotros verdaderamente queremos generar un cambio con los niños tiene que existir un adulto significativo, es esa gente adulta que es un referente para el. Y también tenemos capacitaciones para los docentes de colegio.
Con este nuevo formato de actividades de Plastilinarte vamos a trabajar desarrollando esas capacitaciones pero a nivel digital.
¿Han pensado en ser empresa B?
Yo conocí a las empresas B cuando llegue a Chile, pero desde mucho antes ya sentía que era empresa B sin saberlo. En Venezuela estábamos con un dilema gigante yo no me sentía una empresa, pero tampoco me sentía una fundación. A fin de cuentas nos registramos como asociación civil sin fines de lucro pero tampoco éramos eso.
Yo siento que la empresa no es ni buena, ni mala. La empresa es lo que cada uno de nosotros hace por la empresa, es como todo en la vida.
Nos sentimos B y exitosos en lo que estamos haciendo aquí, pero también cuando yo digo que Plastilinarte es exitosa a mí me gusta hacer la aclaratoria, porque se relaciona con el dinero y nuestro principal objetivo no es ser millonarios haciendo lo que hacemos tenemos una intención más allá.
‘’A mí me parece que la palabra éxito es muy peligrosa, porque todo el mundo la asocia a que tienes mucho dinero’’.
Por otro lado, es mentira que uno no puede vivir decentemente de la cultura y que trabajar en el trabajo social no puede ser autosustentable. Hay que demostrar que si se pueden hacer las dos cosas.
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